¿Cómo saber cuánto valen mis monedas?

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¿Cómo saber cuánto valen mis monedas?

Poner un precio a nuestras monedas es lo más difícil cuando empezamos a coleccionar. Y no digamos cuando no iniciamos la colección motu proprio, sino que cae en nuestras manos legada por algún familiar, o cuando simplemente nos encontramos unas monedas viejas perdidas en el cajón de la abuela. Por un momento, los ojos se nos vuelven símbolos de dólar, pero enseguida nos damos cuenta de que no sabemos si tenemos algo de valor, más allá del sentimental.

El proceso para poner valor a vuestras monedas

Pues pongámonos manos a la obra. Coloquemos la moneda sobre un tapete, bajo luz blanca directa, una buena lupa y… ¡Acción! Aviso a principiantes: antes de echar a perder nuestras monedas, que a ningún fanático de la limpieza le dé por frotar con limpiametales. A cada pasada de trapo, les estamos restando valor.

Identificación de la pieza

Lo primero, es identificar la pieza. Lo bueno de las monedas es que nunca se emiten solas, así que tendrán muchas hermanas por el mundo adelante, y nuestra tarea es encontrarlas. Si hablamos de monedas españolas más o menos recientes, es fácil encajarlas en la historia, pero otras veces tendremos que buscar referencias, acudiendo a catálogos especializados, indexadores de subastas, como acsearch.info o CoinArchives.com, webs de numismática o profesionales del sector. Entonces, encontraremos monedas similares y ya podremos darle un nombre a la nuestra.

Atención a los detalles

Ahora que sabemos cómo se llama, hemos de observar meticulosamente todos los detalles, como el peso, el material del que está hecha, la pátina superficial, qué color tiene, si presenta óxido, si tiene algún golpe, algún error, etc… Observando los detalles del canto, por ejemplo, podemos saber si una moneda ha sido reacuñada o recortada. También es útil saber qué Casa de la Moneda la acuñó, o averiguar su matriz.

Uno de los factores más importantes a tener en cuenta es el grado de conservación. De hecho, el distinto grado de conservación puede marcar una diferencia de precio abismal entre dos monedas semejantes. En España hay una escala de 16 valores que lo determina, aunque en el mercado internacional suele utilizarse la escala estadounidense. Por otra parte, es lógico, pues el uno de los mercados más amplios se concentra en Estados Unidos. También se diferencian grados de conservación según se trate de monedas que hayan circulado o no.

Siempre existe un pequeño ápice de subjetividad en la mirada del tasador, aunque los criterios son muy objetivos y conocidos, como acontece con la escala Sheldon. Como es un parámetro decisivo, también hay empresas de certificación que se dedican a ello.

Comprobar la autenticidad

Y, por supuesto, también tenemos que asegurarnos de que nuestras monedas son auténticas. Entre las no auténticas están las falsas de época, concebidas para circular a la vez que la moneda en curso en su época, y las falsificadas, copias dirigidas especialmente para engañar al coleccionista. Desde luego, el ojo experto es el que las detecta al vuelo, por eso es tan importante el asesoramiento cuando nos introducimos en este mundo.

Factores externos que pueden afectar a la valoración

Además de estos factores intrínsecos a la moneda en sí, para valorarla tendremos que fijarnos en factores extrínsecos a ella, como la demanda que tienen en el mercado y la rareza de la pieza. Otra vez tenemos que jugar con modelos de referencia. Como a estas alturas ya la hemos identificado y sabemos cómo se llama, es muy útil buscar piezas semejantes, con un grado de conservación parecido, en los historiales de remates de casas de subastas. Lo más socorrido es acudir a webs de referencia como Sixbid.com, Numisbids.com o Biddr.com, agregadores de subastas de monedas antiguas en América y Europa que publica el historial de remates de las casas de subastas más importantes. Hay que fijarse en las más recientes y, poco a poco, comparando con nuestra moneda, vamos tanteando un precio.

A la hora de valorar, es muy importante la experiencia: la práctica que tengamos en el manejo de monedas, la de veces que hayan pasado por nuestras manos unas y otras, o lo que hayamos leído sobre el tema, o compartido con especialistas o aficionados… La primera vez, aún no tenemos el ojo educado, claro, por lo que, ante la duda, es muy útil solicitar el servicio de tasadores profesionales, o al menos utilizarlo para comparar el valor que nos dan con el que tenemos en mente.

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